Viví
tan cerca durante un año y tontamente sólo fui dos veces. El Filicori
me recuerda los bistrots franceses, con todo y el buen cafe au lait que realmente te levanta por las mañanas.
Uno
de los desayunos en soledad que más he disfrutado, claro, en compañía
del Wi Fi. Con una terraza que invita a ver pasar la prisa de la gente,
este es un lugar obligado de la Benito Juárez. Café de calidad para
escoger incluyendo el deslactosado; una carta variada que incluye tanto
lo light como aquello que nos identifica a los mexicanos como los sabrosos chilaquiles;
un mostrador que nos permite ver los ricos "bowls" de ensaladas que en
mucho superan la moda de lechugas sin sabor y; una amable atención
personalizada.
¿El
precio? A juzgar por ustedes: Dos claras con espinaca y cinco trozos
grandes de queso panela asado, acompañados por rodajas de jitomate
fresco y una canastilla de pan y mantequilla; jugo de naranja de buen
tamaño y un capuchino; todo por 90 pesos (alrededor de 8 dls).
Veredicto final: 10
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